miércoles, mayo 11, 2005

Incógnita

Mientras tanto no dejo de pensarte, de soñarte,
de imaginarte haciendo tal y cual cosa,
de imaginarme corriendo a vos para contarte cualquier pequeñez desmedida,
como el color que descubrí hoy en la pelusa de mi ombligo o lo bien que huelen las tardes al sol.
Mientras tanto no dejo de sufrirte,
en el ahora, en el ayer,
en el tiempo que se fue y puja descaradamente por regresar sin haber sido invitado,
quizá en secreto y de una manera muy tímida apenas anhelado.
Mientras tanto mi vida se desarma,
de a poco, de a mucho, de veras.
Descarada y atolondradamente, como si lo construido no valiera ni un pensamiento en frío,
ni una emoción en caliente, ni un malestar tibio.

¿Y qué queda en ese espacio entre el mientras y el tanto?
Casi nada,
sólo este gran y aturdido todo.

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