y cayó sin pensarlo en el espacio sideral de sus lagunas mentales;
y nadó, y pescó, y se ahogó en el remolino de sus pensamientos,
y se trepó a una palabra para dejarse llevar por la corriente.
Y tuvo miedo, y sintió frío,
y creyó estar sola, y lloró.
Pero un eco nublaba sus oídos, entonces no pudo más que correr,
y otra vez se enfrentó a su sangre, y otra vez se dejó fluír.
Y anduvo así varios días:
durmió lo que pudo, soño lo que encontró más a mano;
y creció, y conoció su entorno,
y divisó su silueta y llegó a alcanzarla.
Y se escapó, rodó, gritó, golpeó y rió;
y pensando que seguía sola entonces murió.
(Enero del '97)
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