El amor debería ser un sano motivador extra, un energizante que te dá el animo justo para volar alto, porque sabes que tenés a alguien que te agarra si caés y que no te frena los golpes, pero te pone curitas y te sopla el mertiolate para que te arda menos. Y después te lleva de nuevo a la pista de despegue. Pero el vuelo, cada uno lo hace solo...
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